El legado de Familia Martínez Bujanda: cinco generaciones y una pasión compartida

Familia Martínez Bujanda 2025

En el mundo del vino hay historias que trascienden las botellas. La nuestra comenzó en 1889, cuando Joaquín Martínez Bujanda plantó sus primeros viñedos en Oyón, en pleno corazón de Rioja Alavesa. Lo que empezó como un proyecto familiar se ha convertido en 135 años de tradición vitivinícola que hoy continúa con la misma pasión de siempre.

Los cimientos de Joaquín

Joaquín, primera generación, eligió su casa en Oyón, para comenzar nuestro legado. En aquella época, elaborar vino requería trabajo manual constante y una comprensión profunda de la tierra. Esos viñedos fueron los primeros pasos de lo que hoy es nuestro camino, estableciendo desde el principio un compromiso con la calidad y el respeto por el terruño.

La continuidad: Marcelino toma el relevo

Marcelino, hijo de Joaquín, asumió la responsabilidad de mantener viva la tradición familiar. Durante su gestión, la bodega consolidó su presencia en Rioja y comenzó a forjar la reputación que nos caracteriza. Su visión fue clave para que el proyecto familiar creciera con solidez.

La expansión: D. Jesús y Doña Pilar

La tercera generación, representada por D. Jesús y Doña Pilar, fue testigo de grandes cambios en el sector vitivinícola. Durante el siglo XX, supieron adaptar la tradición familiar a los nuevos tiempos, compraron y reunieron fincas y viñas y formaron ese compromiso con la tierra, manteniendo y mejorando la esencia de lo que Joaquín había iniciado décadas atrás.

La revolución de los años 90: Carlos y Pilar

Fue con la cuarta generación, Carlos y Pilar, cuando se produjo el gran salto. En los años 90 tomaron junto son sus padres, una decisión que marcaría el futuro de la familia: la creación de Finca Valpiedra. Una finca, que con gran visión había comprado D. Jesús en un meandro privilegiado del río Ebro.

Con esta decisión nació también nuestra filosofía de Vinos de Finca, un concepto que va más allá de la simple ubicación geográfica. Se trata de elaborar vinos que sean la expresión más pura y honesta de un lugar específico, donde cada botella capture la esencia de ese terruño particular.

Finca Valpiedra, que se convertiría en Gran Pago de España, reúne las condiciones ideales de suelo, clima y orientación. No era solo expandir el negocio; era encontrar el lugar perfecto donde expresar todo lo aprendido en un siglo de hacer vino, aplicando esta nueva filosofía que se convertirá en nuestro sello distintivo.

Después vinieron Finca Antigua en Cuenca y Finca Montepedroso en Rueda que también es un Gran Pago de España. Cada una de ellas, tiene con su propia personalidad, pero todas están unidas por los mismos principios: viñedos propios, respeto por el origen y elaboración honesta. Tres fincas, tres personalidades, pero una sola filosofía: que cada vino sea el reflejo auténtico de la tierra que lo vio nacer.

El retorno a los orígenes: Viña Bujanda

Carlos y Pilar también protagonizaron un regreso a las raíces con Viña Bujanda. Volver a Oyón, al pueblo donde todo comenzó, fue su forma de honrar la memoria de sus antepasados y demostrar que, después de décadas de crecimiento, el corazón de la familia seguía latiendo en el mismo lugar.

La quinta generación: Marta y Adrián

Hoy, Marta y Adrián representan la quinta generación al frente del proyecto familiar. Han incorporado nuevas ideas sin perder de vista la esencia: tecnología en el viñedo, prácticas sostenibles, experiencias de enoturismo… Todo al servicio de una filosofía que no ha cambiado en más 135 años.

Su visión combina la sabiduría heredada con la innovación necesaria para afrontar los retos del siglo XXI. Porque si algo han aprendido de sus antecesores es que evolucionar y mantener la tradición no son conceptos opuestos, sino complementarios.

A lo largo de cinco generaciones, lo que ha permanecido constante es: la convicción de que el vino es mucho más que un producto. Es cultura, es memoria, es identidad. Es la forma de convertir el trabajo de muchos años en momentos de disfrute.

Desde Oyón hasta Fuenmayor pasando por Cuenca y Rueda, lo que nos une es el compromiso con la tierra, con las personas y con el tiempo que requiere hacer las cosas bien. Porque cuando un vino nace del esfuerzo de generaciones, cada botella cuenta una historia que merece ser contada.

Conoce nuestras fincas

La mejor forma de entender nuestra historia es vivirla en primera persona. Te invitamos a descubrir:

Y si no puedes visitarnos, siempre puedes disfrutar de nuestros vinos y llevarte un pedacito de nuestra historia a tu mesa.

Deja una respuesta