Para poder profundizar en la materia antes debemos tener una visión global de qué es el terruño. Se tiende a pensar que es un término que se refiere en exclusiva al suelo, quizás por su semejanza fonética con la palabra terreno, pero es un concepto muchísimo más amplio.
El terruño es un factor que otorga al vino la cualidad de ser diferente. Si elaboramos dos vinos con las mismas variedades de uva y siguiendo un proceso de elaboración exacto en ambos casos, pero de localizaciones distintas, el resultado nunca será el mismo
Entre los componentes que conforman el terruño podemos encontrar: el clima, el suelo, la orografía, la variedad de uva y la mano del hombre.
En el caso que nos ocupa, la parcelación no se decide a la ligera, viene dada por estos condicionantes y su diferenciación con las parcelas aledañas. Aunque su extensión no sea grande en ellas el microclima puede variar, por ejemplo, si está más cercana a un río y se ve afectada por las nieblas o por temperaturas más suaves. También el tipo de suelo puede cambiar drásticamente y, por tanto, sus cualidades. La orografía afectará en las horas de insolación, en el drenaje de las lluvias, en la incidencia del viento… es obvio que no es igual viñedos situados en una ladera pronunciada, que otros cultivados al fondo de un valle. Las variedades empleadas en la elaboración de un vino también resultan fundamentales, pues algunas llevan ligadas a una región desde hace siglos y están perfectamente aclimatadas a su entorno. Por último, no nos podemos olvidar de la mano del hombre, ya que decidirá el método de elaboración, el sistema de plantación, el tipo de poda, el trabajo con la masa foliar, el momento de vendimia, etc.
De ahí que realizar una buena parcelación del viñedo nos permita sacar el máximo partido a todos estos factores.
¿Por qué la parcelación es relevante en el contexto vitivinícola?
Diferenciación de terruños: La parcelación, como decíamos anteriormente, permite identificar y diferenciar los diferentes terruños dentro de un viñedo. Cada parcela puede tener características únicas de suelo, exposición solar, drenaje y microclima, lo que a su vez se refleja en las características del vino producido. Al conocer estas diferencias, los viticultores pueden adaptar las prácticas de manejo y la selección de variedades de uva a cada parcela, maximizando la expresión de su potencial.
Manejo personalizado: Al dividir el viñedo en parcelas más pequeñas, se facilita el manejo personalizado de cada una de ellas. Esto implica ajustar la cantidad de agua, nutrientes y tratamientos fitosanitarios de acuerdo con las necesidades específicas de cada parcela y variedad. Además, se pueden implementar técnicas de manejo diferenciado, como la poda, la vendimia selectiva y el control de la canopia (conjunto de las partes verdes de la planta), para optimizar la producción y la calidad de la uva.
Control de enfermedades y plagas: La parcelación puede ayudar a limitar la propagación de enfermedades y plagas en el viñedo. Si una parcela se ve afectada, es más fácil aislarla y tomar medidas de control específicas sin que afecte a todo el viñedo. Esto es especialmente importante en la viticultura orgánica o de bajo impacto, donde se busca minimizar el uso de productos químicos y fomentar un equilibrio natural en el ecosistema del viñedo.
Evaluación de rendimiento y calidad: Al tener parcelas separadas, es posible evaluar el rendimiento y la calidad de cada una de ellas de manera individual. Esto proporciona información valiosa para el viticultor, ya que puede identificar las parcelas que producen uvas de alta calidad y aquellas que requieren mejoras. Con estos datos, se pueden tomar decisiones informadas sobre la gestión del viñedo, la selección de clones, la mejora de las prácticas de viticultura y la planificación de futuras plantaciones.
Vinificación por separado: La parcelación también es importante en la etapa de vinificación. Si las uvas de diferentes parcelas se vinifican por separado, es posible conocer las características específicas de cada una de ellas y luego realizar ensamblajes o mezclas para obtener vinos más complejos y equilibrados. Esto permite resaltar las fortalezas de cada parcela y obtener vinos con mayor diversidad y complejidad aromática.
La parcelación de nuestras fincas. El gran tesoro de Familia Martínez Bujanda
El viñedo en Finca Valpiedra merece, por sí solo, ser visitado. Sus vides se hincan sobre tres terrazas que descienden hasta la ribera del Ebro. Después de varios años de trabajo y estudio, nuestro equipo técnico lo dividió en 14 parcelas diferentes con altitudes de entre 406 y 427 metros. Para llevar a cabo esta parcelación se tuvieron en cuenta las excepcionales condiciones de la finca para el cultivo de la vid, como por ejemplo su especial microclima, influenciado por la Sierra de Cantabria, al norte, y por la de la Demanda, al sur. También las peculiares características de su suelo, compuesto por un manto de cantos rodados y piedras calizas. La cercanía del río supone la mejor protección natural frente al riesgo de heladas. Todo ello le ha valido ser seleccionado para formar parte de la asociación Grandes Pagos de España.
Finca Antigua tal vez sea uno de los mejores exponentes que podamos ver de parcelación de un viñedo. En la actualidad se divide en 40 parcelas diferentes, en las que se cultivan y vendimian por separado las distintas uvas de nuestro amplio catálogo varietal, que incluye desde las castas nacionales de viura, garnacha, tempranillo y moscatel a las internacionales merlot, cabernet sauvignon, petit verdot y syrah, con las que elaboramos nuestra creativa y vanguardista colección de varietales con crianza. Para lograr esta perfecta paleta de opciones con la que elaborar nuestra variada gama de vinos, tuvimos que realizar una reconversión de la finca que supuso un arduo trabajo técnico de catalogación e identificación de parcelas y que concluyó con la plantación de nuevas variedades con gran potencial de adaptación al terruño y la conservación de aquellas capaces de recuperarse de las cicatrices de la erosión. La altitud (900 metros) es el otro parámetro que marca profundamente el carácter de nuestros vinos, al lograr que no se superen los 14 grados de alcohol, ni siquiera en los años más cálidos.
El otro viñedo de Familia Martínez Bujanda elegido para ser miembro de la asociación de Grandes Pagos de España, por sus singulares características, es el del Finca Montepedroso. En este caso nos encontramos con un ejemplo diametralmente opuesto al anterior, pues aquí disponemos de un viñedo de una única variedad, la uva Verdejo. Las diferencias aquí vienen marcadas por los diferentes tipos de suelo y por la edad del viñedo. Existen tres tipos de suelos característicos de D.O. Rueda: el suelo de aluvial (cantos de piedra) que corona la meseta y supone la mayor superficie del pago (70%); un suelo arcilloso en barranco, con una pendiente del 10% donde se sitúan los viñedos más antiguos (31 años); y un suelo con gran cantidad de sedimentos de limo y arcilla, también en barranco y con pendientes de hasta el 20%. Esta selección previa en el viñedo nos permite ofrecer dos grandes vinos, fieles representantes del auténtico Verdejo.
En resumen, la parcelación en el viñedo es fundamental para comprender y aprovechar al máximo el potencial de cada zona dentro de un viñedo. Permite un manejo más personalizado, la identificación de terruños específicos, el control de enfermedades y plagas, la evaluación individual de parcelas y la posibilidad de vinificar por separado. Todos estos aspectos contribuyen a la producción de vinos de calidad y al desarrollo sostenible de la viticultura. Los dos pilares básicos de nuestra razón de ser. Ahora sólo nos queda invitaros a probar sus maravillosas diferencias . Seguro que los disfrutaréis. ¡Salud!