Los vinos blancos son aquellos obtenidos de uvas blancas, o bien de tintas que no hayan macerado con los hollejos, piel externa de la uva. De esta manera, se consigue que estos vinos, que en realidad no son de color blanco, adquieran tonos semitransparentes amarilláceos, que pueden ir desde los matices pálidos, hasta los reflejos verdosos y los ligeramente oxidados.
De igual manera que ocurre con las otras variedades de vinos, los blancos pueden diferenciarse por:
-La uva empleada en su elaboración.
-Los niveles de azúcar. Es la principal clasificación para el consumidor, ya que según la presencia de azúcar serán secos, semidulces o dulces.
-El método de elaboración: fermentación en barrica, sobre lías, maceración etc.
-La técnica de envejecimiento: en barrica, depósito de acero… Esto confiere a los vinos cuerpo, matices de aromas etc.
Nos centraremos en las clasificaciones según su nivel de azúcar, ya que es la variable más reconocible para los clientes. El factor que determina la cantidad de azúcar que presentará el vino es el tiempo de fermentación. El vino blanco puede exhibir toda la gama de matices desde extremadamente seco a muy dulce, pero lo habitual es clasificarlo en cuatro categorías principales.
-Vinos jóvenes: Se embotellan tras los primeros meses transcurridos desde la vendimia Es mejor servirlos fríos. Suelen tener algo de azúcar residual para hacerlos más atractivos.
-Vinos criados sobre lías: Una vez pasada la fermentación los vinos permanecen sobre sus lías por periodos comprendidos entre 5 y 24 meses Con más cuerpo que los primeros, pueden envejecer durante muchos años en botella. De gran complejidad aromática, muy minerales y menos frutales.
-Vinos fermentados en barrica: realizan la fermentación alcohólica total o parcialmente en barrica. Adquieren bouquet de madera y tienen una capacidad de envejecimiento en botella inferior a los anteriores.
-Vinos criados en barrica: tras la fermentación en barrica o en tanque los vinos pasan un periodo de tiempo de entre 6 y 60 meses en barrica, con o sin lías. Estos vinos tienen un potencial de envejecimiento muy alto y son capaces de envejecer en botella durante muchos años.
Además de esta clasificación, también es habitual hablar de tipos de vinos blancos según su procedencia o el origen de las uvas con las que se elaboran:
Chardonnay: Vino blanco de la región francesa de Burgundy. También existe en variedad espumosa.
Sauvignon blanc: Realizado con un tipo de uva oriunda de Burdeos. Famosos por su paleta de sabores, que van desde los matices herbales hasta las notas de frutas ácidas.
Moscato: Procedente de regiones de Italia y Austria. Suele ser dulce, con sabor afrutado y aroma almizclado.
Pinot grigio: De origen italiano. De sabor ácido seco con notas frutales.
Riesling: Vino producido sobre todo en Alemania, se trata en realidad de una variante más ligera del Chardonnay.
Gewürztraminer: Cultivado sobre todo en Alsacia y Alemania. Tiene más cuerpo que otros blancos.
Torrontés: Variedad producida únicamente en Argentina. De olor con matices frutales y sabor seco.
Además, en España contamos con otras variedades de vinos blancos autóctonas o adaptadas:
Albariño: La variedad más extendida en la D.O. Rías Baixas, es un vino blanco, amplio, seco, y muy ligero.
Macabeo/Viura: Se trata de un tipo de uva de rendimiento elevado. El vino elaborado con esta variedad es delicado de aroma y de color amarillo pajizo con tonos verdes. Empleada para los blancos de La Rioja y el vino espumoso de Rueda.
Verdejo: Uva blanca originaria de Rueda. Produce vinos muy aromáticos, con cuerpos suaves y acidez equilibrada.