Es difícil olvidar las caras de los viticultores tras un desastre como el que ocurrió el pasado 28 de abril en La Rioja, en San Prudencio. La helada se llevó por delante el trabajo pasado, y comprometió muchísimo el trabajo futuro, de cientos de viticultores y bodegas, puesto que las consecuencias de una helada tan intensa implican no sólo la pérdida de gran parte de la cosecha sino unos costes, especialmente de trabajo, mucho más elevados que en una campaña normal.
Tal y como ya escribimos en este espacio, en Finca Valpiedra tuvimos suerte y, gracias al microclima de nuestro viñedo junto al Ebro, pero también al trabajo preventivo de nuestro equipo técnico, salimos indemnes de este capricho de la naturaleza que ha marcado la campaña tanto en Rioja como en Ribera del Duero, las dos denominaciones más emblemáticas del país.
Finca Valpiedra se ubica en un meandro del Ebro entre las localidades de Cenicero y Fuenmayor, muy cerca de la desembocadura del Najerilla en Torremontalbo, que marcó la línea roja (hacia el oeste) para las zonas más afectadas por la helada. En contra de la mayoría de viticultores de La Rioja Alta, nosotros hemos tenido una vendimia absolutamente tranquila y rápida: comenzamos el pasado 1 de septiembre y terminaremos para la última semana de septiembre, con muy buen tiempo y un final de ciclo muy bueno, con vientos frescos y ambiente seco para concluir a la perfección la maduración y elegir los momentos óptimos de vendimia para cada una de las parcelas.
Pero hay otro factor que marca la campaña 2017 -por cierto, habrá que estudiar qué pasa con los años del ‘7’ porque tanto las vendimias de 1997 como de 2007 fueron muy complicadas en Rioja- como es la sequía. En este sentido, en Finca Valpiedra estimamos un 15% menos de producción de lo esperado y aun apoyados por las últimas lluvias de agosto, ya que, de no ser por ellas, estaríamos hablando de una merma del entorno del 20%.
Ahora bien, nuestro equipo técnico está encantado: sanidad total, racimos y bayas pequeñas…, que darán lugar a vinos concentrados, con mucha materia colorante, y con un grado limitado gracias a la labor cultural y el trabajo de vegetación sobre nuestros viñedos.
Vivimos en los últimos años con cosechas atípicas que, más que nunca, revalorizan el trabajo y el cuidado del viñedo. 2013 fue fría, tardía y lluviosa, hasta el punto que se llevó por delante la elaboración de Finca Valpiedra al entender que no ofrecía las garantías plenas de guarda de nuestro gran vino. 2014, con graves problemas sanitarios en Rioja por la botrytis, fue una gran añada para nosotros que vendimiamos antes de las lluvias. 2015, con una maduración ‘exprés’ fue de las cosechas más tempranas de la historia de Rioja, como la actual, y excelente para nosotros, al igual que 2016, caracterizado también por la sequía.
En cuanto a 2017, las impresiones del equipo técnico no pueden ser mejores para Finca Valpiedra, aunque, en general, será una de las añadas más complicadas que se recuerdan en Rioja, para algunos, los más afectados por la helada, incluso heroica.