Tengas pareja o no, acompañar un día tan especial con el vino que más te gusta siempre es una idea muy buena. Al fin y al cabo, San Valentín es una excusa perfecta para celebrar el amor por el vino.
Si lo que buscas es que tu velada sea perfecta, estás en el lugar indicado porque un buen vino es el complemento ideal para una ocasión como esta.
Orígenes del vino
Si nos remontamos a los orígenes del vino, los primeros indicios acerca de la vid proceden de Mesopotamia (6.000 – 5.000 A.C.), aunque es en Egipto en el 3.000 A.C. donde realmente se empieza a valorar la elaboración del vino. Pero fue en Grecia y en Roma donde se convirtió en una bebida divina con el dios griego Dionisos y el dios romano Baco. En el Antiguo Testamento la vid simboliza la fertilidad y reproducción humana. En las costumbres judío-cristianas, el vino es considerado un creador de vínculos. Como veis, se trata de una bebida con tanta historia como el propio amor.
Hay muchas citas sobre el vino, pero probablemente la que más resuene para un día como hoy es que “El vino siembra poesía en los corazones.” (Dante Alighieri)
Nosotros te recomendamos estos 4 vinos para que decidas cuál es la mejor opción para ti. Eso sí, sin perder la cabeza y con moderación.
Estamos seguros de que te van a enamorar.
Un vino cargado de matices, ideal para que los descubras en un día tan especial. De un color amarillo limón con destellos de oro, limpio, brillante y de lágrima muy glicérica. Es un vino intenso en nariz en el que destacan notas de hinojo, cáscara de nuez, anís y recuerdos de heno recién cortado, además de tener toques de humo e incienso, mezclados con notas minerales elegantes. En boca es aterciopelado y sedoso con gran volumen y estructura. A su vez, la acidez equilibrada le aporta frescura. Un vino largo y sabroso, de postgusto mineral, con una sensación retronasal todavía más intensa a la hora de olerlo. Ideal para pescados a la brasa y al horno o para el arroz caldero y a banda.
Un vino de un color púrpura intenso, con destellos violáceos de lágrima abundante, coloreada y densa que te hará disfrutar al máximo. Muy aromático con notas de frutos negros y endrinas maduras, con un perfil mineral muy marcado con notas de vainilla, especias y tabaco que lo dotan de gran carácter. En él predomina la frescura típica de los “Valpiedras” con un final largo, mineral, con recuerdos de maderas finas, y de gran frescura. Todo un acierto para ollas de verduras y legumbres, y para las carnes blancas. Como un buen amor, este vino hará que te sientas espectacular.
Un vino puro, limpio, como el primer amor, te capturará al instante. Brillante como las primeras emociones, con una intensidad media – alta y con tonos azulados y violáceos. Con aromas de frutos rojos y negros con aromas lácteos. Entrada en boca suave, muy amable de gran recorrido y redondo, largo recuerdo en el postgusto. Sobre todo para embutidos artesanos, marida especialmente bien con tapas de jamón y quesos curados y de pasta azul. Armoniza muy bien con carnes blancas y con embutidos en general.
Un vino dulce, delicioso, de un color amarillo limón, con destellos verdes esmerilados, limpio, brillante, de lágrima muy glicérica. En nariz destaca por recuerdos de frutas de hueso como el melocotón y el albaricoque y flores blancas como el jazmín, la flor del hinojo y la planta de cáñamo; especias como el anís, el hinojo y la nuez moscada. Con sabor aterciopelado y sedoso con desarrollo de un volumen goloso. De un final largo y gustoso con gran frescura como un buen romance que marida especialmente bien con postres y frutas de todo tipo aunque también se puede servir como postre en sí mismo.
Los maridajes son infinitos y seductores, pero al igual que en el amor, no hay reglas que seguir, así que todo depende de lo que a ti te apetezca.